Vistas de página en total

miércoles, 19 de diciembre de 2012

CUATE, AQUI HAY TOMATE!!!



Esta semana os invito a cruzar el charco y a visitar el país de México.
Desde siempre he soñado con visitar aquel país y, quienes bien me conocen, saben que uno de mis sueños incumplidos es irme a presenciar una corrida a la Monumental Plaza México.
En estos últimos años en los que he potenciado y hecho mucho mayor mi afición, a la par que he ido conociendo los entresijos del espectáculo en aquel país, casi diría que se me están quitando las ganas poco a poco.  Espero que no me las terminen de quitar.
Me gustaría tocar este delicado tema sobre la situación de la Fiesta allá, intentando ser prudente y comedida, y hacerlo e incluso con cierto reparo.
Empezamos el análisis hablando del tema más comentado en los últimos días, que es la presentación tan escasa de las corridas de toros en el coso de Insurgentes. Es cierto que debido al clima, y a otras condiciones también morfológicas, el toro mexicano no es de gran tamaño, de forma que ya se está llegando a abusar de la bondad y aguante del público azteca, que por otra parte también es un público excesivamente fiestero y que aguanta lo inaguantable. Es cierto que el Reglamento mexicano es diferente al español y se cambia el tercio con un solo puyazo, pero ello no es causa suficiente para bajar la presentación y el trapío de una corrida en plaza de primera, a una de tercera categoría. Es incomprensible que el toro de Guadalajara sea más serio que el de la Monumental.
El siguiente problema es que las figuras acepten esa devaluación en la presencia del ganado. Siempre se ha buscado el toro bravo e íntegro, y no podemos seguir dando pasos hacia atrás ni en falso porque nos vamos a cargar la Fiesta.
Los tentáculos empresariales taurinos de nuestro país atraviesan el Atlántico y buscan cambios también por aquellos lares. Me parece ilegítimo traer a tanto torero mexicano para anunciarlos en la principal plaza del mundo en carteles de lujo sin haber triunfado previamente. Qué méritos han hecho para merecer esos puestos? pues nada. Pero lo peor no es eso, sino que vuelven a traerlos aún después de haber actuado sin éxito alguno.
Cuando un español cruza el charco para vestirse de luces, se choca de frente con problemas y condiciones para torear, y si alguno lo consigue y no triunfa, lo mandan con boleto de vuelta a portes debidos para que no vuelva más.
La media docena de toreros mexicanos anunciados en las Ventas quitan puestos a los toreros españoles que quieren confirmar o que necesitan del trampolín madrileño para entrar en las restantes ferias españolas. O sea, se les cierra la puerta a los de casa, para abrirla a “invitados de honor” que, cuando les devolvemos la visita, nos dan con la puerta en las narices a excepción de las “figuras”.
Allí para colmo, algunos periodistas venden su profesión al mejor postor y no de verdad al que la merece.
Por todo esto pido a los matadores aztecas que dignifiquen su profesión, pues la imagen que se está dando al resto del mundo de su particular Fiesta en la que, hasta la máxima autoridad incumple las principales normas, es una imagen deteriorada y, si siguen así, llegará a ser decrépita.
Hagan ustedes el favor de recuperar la vergüenza torera que sus antepasados se ganaran jugándose sus muslos, y también sus vidas.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

SIN RUMBO Y A LA DERIVA




Estamos ya en el mes de Diciembre y aún no sabemos qué va a ocurrir en la temporada 2013.
El caso es que esta temporada que ya ha finalizado, ha dado lugar a muchos puntos sobre los que hay un futuro incierto y creo, que se debería trabajar en este tiempo anterior al comienzo de la nueva temporada sobre ellos.
Recuerdo que a comienzos de año, y casi al mismo tiempo en el que empezaban a desvelarse los carteles y las combinaciones de las primeras ferias, surgió el grupo de los denominados  G-10, en el que se unieron diez toreros para pedir unos derechos que seguramente serán legítimos, pero que se pidieron a destiempo a mi entender, y que incluso llegaron a frenar la negociación sobre la incursión de esos diez toreros y de todos los demás en las primeras ferias.
El ya desaparecido grupo G-10 se puso en marcha en el último momento, sin tener claro todo lo que querían o pidiendo cosas imposibles de conseguir en aquel momento. Intentaron apretar las clavijas a los empresarios, que ya tenían “vendidas” sus imágenes a la plataforma dirigida por Manuel Molés. Todo se fue al garete, dividiéndose el grupo en unos toreros que decidieron no actuar en ferias televisadas, y otros que decidieron aprovechar el hueco que dejaron los primeros, y así pudieron hacer doblete e incluso triplete. Vamos, lo que se llama meterse en el hueco de manera desleal, y sin ningún tipo de miramiento hacia los demás compañeros.
Está claro que las prisas no son buenas compañeras y que las cosas se tenían que haber hecho mejor planteadas desde el comienzo, y por eso nada ha llegado a buen fin, y el grupo se ha disuelto, e incluso me atrevería a decir que con alguna tirantez entre sus miembros.
El problema es de base y ahora que hay tiempo, es cuando se deberían reunir TODOS los profesionales del sector taurino para llevar a la Fiesta  a mejor puerto.
La barca del sistema es una patera a la deriva en medio de una tormenta que podría llegar a ser desastrosa. Por ello, aún que hay tiempo, me gustaría que se plantearan reuniones y posibles acuerdos, y un acercamiento de todo el sector para llegar a soluciones acordes con la crisis que atravesamos. No me gustaría que volvieran a salir grupos independientes cada uno de una parte, sino un grupo en el que todos vayan a la misma par.
Tendrían que reunirse los empresarios que son los que confeccionan los carteles, cuyo número, seguramente se vea reducido este año.
Otro punto a estudiar para que el aficionado acuda a las plazas es el abaratamiento de las entradas, con lo cual tendrían los empresarios que llegar a un entendimiento en cuanto al caché de los toreros, los cuales también tendrían que rebajar sus honorarios y hacerlos más acordes a la crisis.
También tendría que haber acuerdo económico con los ganaderos, que es otra parte importante que también se tendría que adaptar a los tiempos que corren.
Está claro que si se abarata el precio de acceso al espectáculo y se disminuyen los costes, así como el número de festejos pero manteniendo un buen nivel artístico de los mismos, se supone que el público acudiría a las corridas de toros.
Es muy triste ver los tendidos medio llenos, o más bien medio vacíos y creo fehacientemente, que bajando el precio de las entradas se pueden llegar a ver mucho más ambientados.
Hace tiempo que la Fiesta necesita un giro, un cambio, un revulsivo que sólo se conseguiría con la UNIÓN de todos los integrantes y participantes del espectáculo.
El caso es que aquí cada cual tira de las riendas hacia su camino, y así es imposible llegar a un consenso. Consenso necesario por otra parte para salvar la Fiesta. Con esto os invito a que presumáis de ser miembros de la familia taurina y os pongáis en vuestro perfil de twitter el hastag #soytaurino. Todos juntos salvaremos la Fiesta y para ello es necesario que se reunan todos y pongamos cada uno de nuestra parte, si queremos que el barco no se hunda con todos dentro.