El pasado domingo mientras cenaba en el
Rocio en casa del Litri recibí la triste noticia del fallecimiento
del maestro Pepe Luis Vázquez Garcés, torero de la escuela de la
gracia sevillana junto a Chicuelo y Manolo González.
Inmediatamente me puse en contacto con
algunos de sus hijos para darles mi más sentido pésame pues ellos
sabían de mi admiración por su padre.
El maestro Pepe Luis falleció en la
intimidad de los suyos de manera discreta y sin hacer ruido, tal y
como él fuera siempre pues nunca le gustó prodigarse en actos
taurinos ni sociales.
Hace ya algunos años que no veía al
de San Bernardo con el cual coincidí hace ya algunos años en los
aledaños de la Gran Plaza cuando aún no había perdido
definitivamente la visión y aún podía valerse por sí mismo.
El mundo vio Nacer a Pepe Luis en el
barrio de San Bernardo en el año 1921, donde también fue despedido
tras haber estado instalada su capilla ardiente en el Ayuntamiento de
Sevilla desde la mañana del lunes hasta que se ledo sepultura. Nació
en el seno de una familia humilde en San Bernardo, barrio de toreros
por antonomasia de Sevilla. Comenzó a los 13 años a torear a
hurtadillas en el matadero municipal, de donde su padre era capataz
de matarifes y así, entrenaba toreando a los animales antes de ser
sacrificados, lo que era según él comentara después una escuela
taurina no autorizada. Seguro que sus compañeros de correrías
fueron sus hermanos Manolo y Antonio con los que las horas de siesta
veraniegas y las frías noches de invierno serían la salida perfecta
para dar rienda suelta a su tauromaquia.
Obviamente nunca pude ver torear a Pepe
Luis, tan sólo en vídeos antiguos.
Era un torero sencillo, genial y
artista con una cabeza privilegiada para a lidia.
Toreó con las máximas figuras del
toreo de su época en España y América. Debutó como novillero en
1938, y dos años más tarde tomó la alternativa de manos de Pepe
Bienvenida y Gitanillo de Triana, con los que compartiría cartel
muchas tardes. En 1938 coincidió de novillero en Sevilla con
Manolete, con el que toreó hasta que el cordobés fuera cogido
mortalmente en Linares el último día de su vida. No fue su única
tarde trágica pues en otra ocasión, en la Plaza de Toros de Madrid
también también perdió la vida Félix Almagro tras una mortal
cogida en el cuello.
Pepe Luis toreó con todos y todos los
encastes, y fue santo y seña en los carteles de la mítica ganadería
de Miura, considerando siempre “Zahariche” como su casa.
Aunque no inventara el genial pase de
El Espartero, Pepe Luis fue el represntante número 1 del cite del
“cartucho de pescao”, donde se colocaba en los medios con la
muleta en la mano izquierda plegada a modo de cartucho de pescao y
que soltaba en el embroque habiendo citado al toro en la distancia.
Sevilla ha perdido a uno de sus
geniales y grandes toreros, y por ello el toreo hoy está de luto.
Siempre hablé con sus hijos del coraje
que me daba de que Sevilla no le hubiera rendido el merecido homenaje
en vida que el diestro de San Bernardo merecía, aunque bien es
verdad que en el año 98 recibió la Medalla al Mérito de las Bellas
Artes, y en abril de 2003 se instaló su imagen en el Paseo de Colón
frente a la Maestranza. Sus hijos, así como su padre nunca dieron
importancia a los premios y homenajes y esa es la sencillez de la
familia Vázquez Silva, la cual tiene todo el respeto ganado a pulso
por sí mismos, y siendo reconocido por toda la sociedad que los
conoce.
Ya se fue Pepe Luis, pero quedará su
esencia para siempre en el recuerdo del aficionado.
Quiero recordar una anécdota que
cuentan y que dice lo siguiente: un día se le acercaron a Manolete y
le dijeron que a Pepe Luis lo había cogido un toro; a lo que
contestó que eso era imposible y que como mucho, se habría
resbalao. Y así fue, resbaló y recibió una fuerte cornada en la
cara en la plaza de toros de Santander.
Ayer Sevilla se quedó ciega del dolor
por perder a uno de sus hijos toreros geniales, pero seguro que ya el
torero de San Bernardo se encuentra en los cielos junto a tantos y
tantos torros que ya se fueron, y que dejaron la tierra para pasar a
la vida de la paz y el descanso, donde seguro seguirán dando grandes
tardes de gloria. Gracias Maestro por habernos dado tanto; gracias
por habernos dado todo.
Sensibilidad, sentimiento y calidez en la palabra de una aficionada, que vive, siente y sueña el toro. Defiende la Fiesta, quiere la verdad del toreo y sueña cada día que la verdad de todo cuanto nos rodea esta en una lance a la Verónica, un natural de mano baja y un remate de desprecio. Enhorabuena.
ResponderEliminarComo te jalearia la Maestranza bieeeeeen, bieeeeeen, buenooooo. Eso es lo que tu haces por la fiesta bien y bueno, un beso de un amigo tuyo pintor.
ResponderEliminarGRACIAS POR VUESTROS HALAGOS. EL MAESTRO PEPE LUIS MERECE TODO MI RESPETO Y ADMIRACIÓN Y POR ESO TENIA QUE DARLE MI PEQUEÑO HOMENAJE
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