Fotografía en la que aparece mi abuelo Leopoldo con un hermano de mi padre, mi padrino y tío Zacarías, en la Maestranza
Fotografía en la plaza de toros de Aracena en la que se encuentra mi abuela Luisa y su hermana melliza Carmela en el palco central superior. En el tendido estaba mi abuelo que ya era un muchacho. Mi abuela con su gracia apunta detrás de la fotografía que estaban destinados a encontrarse....
Tal y como
suelo hacer semana tras semana, suelo esperar al miércoles para escribir
miaportagayola semanal. En una semana en la que han visto la luz los carteles
de las interesantes ferias de Bilbao y Santander, donde siguen dejándose ver
los “vetos” y las “ausencias” de los triunfadores de Madrid y otras plazas de
primera, hace ya varios días que tenía más o menos claro que esta semana iría
dedicada a la aprobación del consistorio de Utrera para que los menores de 7
años no puedan acceder a la plaza de toros de su localidad, decisión que parece
también han tomado en la comunidad gallega.
Todo esto me
hace trasladarme a cuando empezó mi afición, en mi pueblo de la Sierra de
Aracena, donde existe una hermosa plaza de toros en la que disfruté mis
primeros festejos como aficionada con mi padre de acompañante, o con mis primos con los que íbamos al palco de socios de mi querido tío Daniel. Aunque siempre digo que
creo que mi afición comenzó antes de nacer y estando ya en el vientre de mi
madre, desde pequeña, mi padre me inculcó el amor a la fiesta, a los toros y
valores como el respeto que a día de hoy parece que se está perdiendo.
También recuerdo
con especial alegría la infinidad de ocasiones en las que mi padre recogía a “maletillas”
por la carretera para acercarlos a alguna finca o tentadero con la única
intención de ayudarlos y de que oyéramos alguna que otra bonita historia para
nuestro recuerdo.
Nadie debe
prohibir cual debe de ser la afición de cada uno. Si a usted le gusta ir al
fútbol, lleve a sus hijos al fútbol, que por cierto registra muchas más escenas
de violencia que la fiesta de los toros. Si le gusta el boxeo, idem de lo mismo, que es "estupendo" ver como dos contrincantes se pegan de leches hasta dejarse las caras
tiradas por el suelo, pero por Dios!! no vaya usted a llevar a sus hijos a los
toros no sea que le cause un trauma psicológico del que nunca se pueda
recuperar!!
Para
empezar, el acceso a las plazas de toros empieza por la principal voluntad del
niño que quiera acudir a la plaza y con el permiso expreso de sus padres, que
son los responsables de la educación de sus hijos. Que no venga ahora un
alcalde "progre"de un pueblo de la Andalucía profunda, y para más seña, cuna del toro bravo, a contar “milongas” de prohibir la
entrada a esos niños que tienen el amparo y beneplácito de sus padres. Quién es
usted para aprobar tal medida? Es que no hay problemas más importantes que tratar
en Utrera? o es que quiere hacerse famoso por ello? aparte de que lo hace dentro de una incongruencia total, pues por
otra parte presume de lo “estupendo” que
han sido construyendo esa magnífica plaza de toros en 2010 poniéndose en contra
de tantos sectores que se oponían a ello.
Por toda mi
casa hay fotos antiguas en las que se puede ver a mi padre, abuelo o bisabuelo
llevando a sus hijos a los toros y puedo asegurar que ninguno estamos
traumatizados por ello. Es más, con toda seguridad soy la que tiene más afición
en mi casa y creo no estar tarada por ello. A todos en general nos gusta ir a una tarde de toros, menos
curiosamente al más chico que es el que menos relación ha tenido con mi padre
en ese sentido, pues cuando él vino al mundo, a mi padre ya le cogió un poco
mayor pues él era el séptimo de la casa y no vivió la fiesta desde pequeño como
los demás, que ya eramos más mayorcitos.
Hay que
recordar que las corridas de toros, encierros, capeas y demás se hacen dentro
de un ambiente festivo por regla general, y así estamos acostumbrados a ver a
niños con sus padres o abuelos en las plazas dentro de un orden y de un respeto
mutuo entre todas las partes. Qué habría sido de la feria de los toros de no
haber existido el abuelo de José Tomás, Enrique Ponce o Alejandro Talavante por
poner algún ejemplo?, que habría sido de la fiesta si Paquirri o Manzanares no
hubiesen toreado en tentaderos con sus hijos en brazos? Qué habría pasado si
Padilla, el Cordobés o Finito no sacaran a dar una vuelta al ruedo a sus hijos
como orgullosos padres que quieren inculcar su vida y su amor a su profesión a
los suyos? y si no se hubieran regalado tantas vaquillas en celebraciones de las 3 B (bodas, bautizos y comuniones). Cuantas aficionados se habrían perdido si tantos padres y abuelos no
hubiesen llevado a los niños de la casa a los toros? Nada de esto sería lo
mismo si no existieran esos recuerdos, maravillosos recuerdos que todos
guardaremos sin dudar en el cajón de los momentos mágicos del inicio de
nuestra afición. Siempre se ha dicho que para ser aficionado a lo que sea,
primero hay que mamar de la afición de otro. Pues dejen usted que cada cual
mame de donde quiera, que ustedes también están mamando, y encima con el mazo dando!!
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