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jueves, 6 de febrero de 2014

EL ROMANCE DE NICOLAU Y SEVILLA. 25° ANIVERSARIO




Hace tan solo 10 meses, aunque bien podría parecer que han pasado 10 años, tuve la enorme suerte de conocer por una casualidad de la vida a Andrés Nicolau, que es como yo le llamo.

No sabía nada de él ni de su obra; o sí, porque casualmente un par de días antes había tenido la suerte de ver algunos de sus cuadros expuestos en el Hotel Los Lebreros de Sevilla. Ese hotel, nada taurino, es donde se aloja habitualmente José María Manzanares, tal y como hiciera su propio padre años antes. De hecho, el hijo tocado por la varita mágica del Arte de su padre, sigue vistiéndose en la misma habitación donde lo hiciera su progenitor.

La mayor parte de la obra que ví allí expuesta era dedicada por tanto, a mi torero, por lo que me llamó la atención, aunque en aquel momento desconocía de quien eran aquellos cuadros y láminas.

Cosas de la Providencia  que dos días más tarde nos topáramos, y que a día de hoy, puedo decir que hemos forjado una amistad sevillana, aracenense, cordobesa y rociera que será difícil de romper.

En días sucesivos nos encontramos en los aledaños de la Maestranza, coincidimos de tapas, a la hora del café o la copa, e incluso fuimos compañeros de asiento en el tendido.

Quizás no lo conocí en el mejor momento personal; ni suyo, ni mío. Mi " gracia sevillana" y mi desparpajo le cautivaron el alma y se fue tejiendo un lazo de unión irrompible. Hemos compartidos buenos y entrañables momentos en esa feria de 2013, ya para el recuerdo...

Recuerdo con especial nostalgia esa última cena con las Pilares valencianas, esa coincidencia de admirar el arte de Telera en "La Carbonería". Una noche de magia que traspasó hasta el umbral del sueño más íntimo; o de otra vida en la que estoy segura que Andrés nació en Sevilla y fue sevillano.

Poco a poco ese hilo de seda se siguió bordando con momentos que ya permanecerán en nuestra memoria, como la media de Morante en Sevilla que aún no acabó, o el rabo que cortara el de la Puebla en Córdoba. Por los siglos de los siglos. Amén.

Poco a poco fuí conociendo su obra y su personalidad. Nicolau me ofreció amistad y ayuda, acompañándole a alguna feria como pasante o comercial. Los negocios fueron lo de menos.

Nicolau es un pintor muy polifacético, que pinta con diferentes técnicas y variados colores; aparte de pintar de todo un poco. A mí personalmente, la pintura que más me gusta es la taurina. Me escandalizan sus aluminios y sueño con poder tener alguno a lo largo de mi vida. Me regaló dos láminas; una de mi torero Manzanares, y la otra de su cartel anunciador de las Corridas Generales de Bilbao. Esta tuve la suerte de verla en la exposición del Museo de la Plaza de toros de Bilbao,  y me impactó muchísimo pues es una obra deslumbrante.

Él sabe de mis gustos y sabe que soy exigente, aunque sencilla a la vez. Pero ni me gusta todo, ni me gusta darle coba a nadie, pero Andrés merecía un apartado especial de "miaportagayola" en el libro de sus 25 años de carrera. Y como lo prometido es deuda, aquí la tienes, y ésta va sólo para ti.

Sigue siendo como eres, bébete la vida a sorbos, disfruta de tus hijos, tus amigos y de tu pintura como lo has hecho hasta ahora, pues el resto te vendrá por añadidura.

Nos vemos haciendo el paseíllo en Sevilla amigo, y gracias por confiar en mí


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