Estamos ya
casi en la recta final del calendario taurino, que por el sur este año viene
cargado de variopintos festejos hasta con toreros a caballo y rejoneadores a
pie, el toreo del revés. Recién terminada la Feria de San Miguel sevillana,
testigo de encuentro entre múltiples culturas que se reúnen para pasar un fin
de semana taurino, demuestra una vez más que la Fiesta sigue atravesando
fronteras desde España hasta América del Sur sin olvidar su paso por Francia,
Portugal, México e incluso Perú.
Recién
desembarcada el jueves tarde a la puerta de las taquillas del Paseo Colón, me
encontré con un grupo de viejos aficionados, taurinos franceses vestidos con
camisas del más puro estilo morantista. Está claro que los partidarios del de
La Puebla vinieron desde muy lejos soñando vivir una tarde como la de Ronda,
aún presente en sus brazos aún marcados con “ la carne de gallina”.
El viernes
se dio el primer festejo que abría la feria, el esperado mano a mano, que
desembocó en nada gracias al mal juego de los toros de Pereda y a la apatía de
los toreros. Entiendo que si ellos tenían esperanza en poder triunfar en ese
festejo, se les cayeran los palos del sombrajo al ver cómo se chocaban contra
una mole de hormigón, pero una cosa es esa y otra muy diferente dar la imagen
que dieron. No hubo frescura ni transmisión en ninguno de sus gestos. Fue tarde
de a portagayolas (creo recordar que fueron 5) y acabamos empachados de
silencio maestrante del chungo, bajo una tarde desagradable que terminó de
helar los corazones, sólo sobresaltados por el valor sin razón al que nos tiene
acostumbrado Fortes. Como ya he dicho muchas veces, espero que meta en su
equipo alguien que le organice sus ideas y anteponga el mérito de una faena al
mérito de un valor desproporcionado y sin ningún sentido. A Nazaré simplemente
lo ví ahogado en un mar que se le hace enorme por una gran tempestad que espero
atraviese pronto para que divise mejores horizontes.
El sábado
sin duda fue la tarde de Miguel Angel Perera. Bueno, una de ellas, porque vaya
dimensión de figura ha dado tantas
tardes el pacense, al que se le atragantó el acero pudiendo haber descerrojado
la Puerta del Príncipe. No tuvo en sus manos el mejor lote que fue complicado, pero
sí la mejor disposición cosiendo sus pies al albero maestrante y emocionando
hasta a aquellos que lo tachaban de excesiva frialdad. La Maestranza se rindió
a sus pies y sé que lo esperará con ganas para formar terna el próximo Domingo
de Resurrección. Para mí el lote noble y con posibilidades de Puerta del
Príncipe se lo llevó al Cid, que aunque quiso, no estuvo…o no quiso… pero de
todas formas ya ni siquiera se le espera. Hizo faenas de esas que acostumbra en
los últimos tiempos pero que al estar cargadas de vulgaridad, no emocionan ni
al mexicano que dice ole a todo.
El tercero
del cartel fue Castella que no tuvo lote pero que tampoco puso alma en nada de
lo que hizo, así que pasó por la feria de puntillas. Está claro que se fue
enfadado pero o espabila, o puede que se quede fuera de los próximos carteles
porque ya lleva mucho tiempo pasando por aquí sin dar siquiera ni un leve toque
encima de la mesa.
El domingo
fue el día del cartel fuerte, el papel totalmente “acabao” y toreaba Morante de
la Puebla tras grandes faenas desde su cogida oscense; el Juli que volvía
después del percance del viernes de farolillos en el que resultó cogido y que
lo apartó de los miuras, y por último Talavante. Tres toreros diferentes pero
cada cual con sus partidarios paseando desde temprano por el Arenal. El ganado
fue de Juan Pedro Domecq que pegó una buena “juanpedrada” y que va a tardar en
que se olvide al respetable la tarde tediosa que pasamos. Menos mal que al
menos no pasamos calor, ni tampoco llovió, pero una tarde como esa en lo
taurino no se le desea ni a tu peor enemigo. Solo vimos a Morante gallear con
el capote a su primero y hacer un solo quite que fue como el del Perdón, ya que
solo dio una media verónica y con eso nos bastó. Ni Juli pudo pegar ni un pase
a ninguno de sus toros. Creo que no se apuntaba nunca a esta ganadería pero a
partir de ahora seguro le ha echado la cruz. Lo mejor de la tarde fue de
Talavante con el sobrero, pero fue tan poco y series tan cortas, que el
Presidente negó la oreja tras una petición tampoco mayoritaria.
Ahora queda
esperar a que Sevilla se vista de gala para el Festival del 12 de Octubre, cartel
de figuras, en el que quitaba al Cid y ponía a Perera que pinta mucho más, pero
dejémoslo como está que luego dicen que rajo mucho, y yo solo a los hechos me
remito.
Por ahora lo
que debemos celebrar es que el Congreso ha aprobado el texto final de la ILP
Taurina o lo que es lo mismo, ha aprobado la declaración de la tauromaquia como
Patrimonio Cultural, y eso es que ya
estamos en el camino. Espero que podamos llegar a la meta que es de lo que se
trata, aunque sea tarde. Por eso siempre digo, más vale tarde que nunca!!!
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